Desde Servicobro vamos a analizar según nuestra perspectiva de la situación, que motiva dicho cambio de actitud.
Dejemos una cosa clara, cuando a un moroso no se le reclama la deuda de manera constante y tenaz, se acostumbra a vivir con ella, afianzándose en esa situación conforme pasa el tiempo. ¿Que motiva entonces que cambie de actitud?
• Cuando el deudor ostenta alguna titularidad sobre algún inmueble o finca rustica, vehículo, embarcación, cuentas bancarias, títulos de valores en empresas cotizadas, etc…. y una empresa de gestión de cobro tras una investigación de su patrimonio localiza dicho/s bien/es y le conmina al pago, sabe que tiene pocas opciones y que lo mejor es afrontar la deuda que mantiene, ya que en caso contrario y una vez interpuesta reclamación judicial contra él, se solicitará el embargo de los bienes localizados una vez obtenida sentencia condenatoria o el archivo de procedimiento monitorio.
• Otro motivo por el cual el deudor pasa de no querer saber nada a afrontar sus deudas, es el temor que infunde una empresa de cobro de impagados cuando contacta con él, llegándole a preocupar que su entorno sepa la situación económica que está padeciendo y se deteriore su imagen.
• También es motivo de preocupación, que se rompa esa burbuja a veces tan frágil que envuelve la tranquilidad en el seno familiar, causando angustia al deudor que los hijos y/o cónyuge sean víctimas a veces indirectamente, de los daños colaterales que conlleva la gestión de cobro por vía amistosa y/o judicial.
Lo que está claro, es que si hiciéramos una estadística fiable sobre los motivos que empujan a los deudores a saldar sus deudas, con casi toda probabilidad no superaría el 7 % , aquellos que pagan por que su conciencia no les deja conciliar el sueño por las noches, el otro 93 % mientras puedan convivir con la deuda y la situación no les genere molestias , seguirán con la misma actitud esquiva hasta que el acreedor tome la decisión de querer cobrar a corto plazo y externalizar la gestión de cobro.